Llegamos Tarde (por Victoria Prego
Las víctimas están machacadas, ofendidas y humilladas desde mucho antes de la sentencia de Estrasburgo. Exactamente desde que el Constitucional legalizó Sortu y desde que los representantes de la izquierda abertzale ocuparon escaños en el Parlamento vasco y concejalías y alcaldías en los ayuntamientos. Lo de Estrasburgo ha sido la herida final, el descabello de un ritual que había comenzado tiempo atrás. Y ahora es del todo inútil tratar de compensarlas con una insignia o una condecoración, porque no hay compensación posible. Ya no la había de inicio, porque la pérdida por asesinato terrorista no se puede compensar de ninguna manera. Pero al menos hubo una época en que las víctimas se sentían al menos reconocidas en su sacrificio. Ya no. El Gobierno pierde el tiempo con esto de las condecoraciones porque no va a servir para que se sientan por eso acompañadas ni defendidas. Es una medida inútil.
No lo es, sin embargo, el intento de que los etarras excarcelados no reciban del Estado asignación económica alguna porque eso es el colmo del despropósito. Es el caso del llamado subsidio de desempleo para ex reclusos. El Gobierno pretende no dar ese subsidio a los etarras que no hayan mostrado, entre otras coas, arrepentimiento y, aunque ya se han expresado algunas dudas en el Congreso, la Abogacía del Estado sostiene que es perfectamente aplicable. Lo verdaderamente penoso es que esta prestación económica se viene otorgando desde hace años a los etarras excarcelados sin que hayan tenido que cumplir condición alguna. Por lo tanto, es una medida que, como siempre, llega muy tarde. Veremos si por fin se aplica efectivamente.
La segunda medida que el Gobierno pretende aplicar es igualmente tardía: cobrar a los terroristas que hereden todos los bienes, y que sirvan para pagar a las víctimas las indemnizaciones que los etarras jamás pagaron y que, en tiempos de Aznar, les fueron adelantadas por el Estado.
Han sido múltiples las trampas de los terroristas para eludir sus obligaciones mientras la Administración asistía al engaño cruzada de brazos. Ahora parece que espabilan y que el embargo de bienes de esa gente no tendrá que pasar por la Audiencia Nacional que, para cuando acordaba ejecutar, el patrimonio había pasado ya a nombre de un tercero sin responsabilidades penales. El ejemplo más claro es el de De Juana Chaos, que heredó de su madre una casa que fue inmediatamente comprada por su mujer, con lo que quedó escamoteada para un posible embargo.
Han tardado mucho nuestros gobernantes. Ahora veremos si la Agencia Tributaria, con la rapidez que la caracteriza, es capaz de hacerse automáticamente con el patrimonio de los asesinos. Ya que salen a la calle en contra de la voluntad de toda la sociedad, por lo menos que no se burlen de las víctimas y, encima, vivan a su costa.
El Mundo, 29/12/13
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