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La tregua de ETA: mentiras, tópicos, esperanzas y propuestas

ETA, Batasuna, Bildu, Amaiur,… muchos nombres para sólo un plan

ETA, Batasuna, Bildu, Amaiur,… muchos nombres para sólo un plan

El nacionalismo vasco no está en "tregua": ha interrumpido sus asesinatos porque hay mejores maneras de conseguir la independencia. Al menos todos ellos coinciden en creerlo. 

Es sencillo de ver, incluso para quienes no vivimos activamente la época ya lejana de la Transición. Los nacionalistas vascos quieren Navarra. El PSOE necesita a los nacionalistas, tanto en el País Vasco para no depender sólo del PP como en Navarra donde los equilibrios son muy inestables, y en el conjunto de España para consolidar su baza propagandística del "proceso de paz". El precio de esa necesidad somos los navarros, el método de entrega pasa por la Transitoria y el requisito es anestesiar antes a la opinión pública con ciertas dosis de talante y confusión.

¿Qué es la disposición transitoria cuarta? Una cláusula excepcional de la Constitución que permite, en determinadas condiciones, la unión de Navarra a la Comunidad Autónoma del País Vasco. Excepcional, porque la Constitución prohíbe en general la federación de Comunidades Autónomas. Anómala, porque crea en Navarra una situación de provisionalidad durante décadas, una hipoteca permanente, una "opción preferente de compra" en beneficio de las peculiares manías del nacionalismo vasco y de sus compañeros de viaje.

¿Qué se pretendía con la transitoria? Seguramente con buena intención se quiso apaciguar al nacionalismo vasco, integrarlo en la España constitucional, suavizar su radicalismo. Algo que por cierto fracasó en 1978, porque jamás se han reconocido en el actual marco institucional, y que sigue fracasando, porque ahí están todos, otra vez congregándose en torno a la rama política de ETA, que puede ser la fuerza más votada entre los vascos en sus elecciones de 2013. Pero ahí quedó la transitoria: un precio pagado a peso de fuero a cambio de nada.

La transitoria cuarta no ha servido al menos para lo que se decía oficialmente y oficiosamente que iba a servir. Una mayoría de navarros quiere que se derogue, y en el mismo PSN parecía haber una disposición positiva para eso. Sin embargo, y a pesar de que el PSE gobierne en Vitoria con apoyo del PP y de que el PSN haya pactado con UPN en Pamplona, no hay que perder de vista la coyuntura. En el PSOE parece haber más partidarios de mantener la Transitoria, e incluso de convocar un plebiscito a partir de ella, que de coincidir en más posiciones políticas con el centroderecha. La izquierda, en especial la izquierda de poder, tiene un ya histórico complejo de inferioridad frente a ETA en particular y al nacionalismo en general.

Frente a confusión, claridad. La actual situación crea intranquilidad e inseguridad a los navarros, aunque la crisis económica tape todo. El PSE no puede seguir ocultando con qué aliados –y en consecuencia, con qué programa- espera desbancar a Yolanda Barcina en 2015 (o antes). Por sí mismo no parece que vaya a ganar, las encuestas dan al Patxi López de la tregua en caída libre, así que todo pasa por los nacionalistas vascos, cuya "única patria es Euskadi" y para los que "la única Constitución de los vascos son los derechos históricos". Yo no dudo que el PSE se encuentra muy cómodo en el Gobierno navarro, de cuyos alrededores en realidad nunca había salido; pero en un contexto nacional, Alfredo Pérez Rubalcaba o quien le suceda puede sentir la tentación de una alianza estable con un poderoso nacionalismo vasco reunificado. Por cuya amistad ni el PP ni UPN pueden competir.

Lo mejor de la democracia es que permite políticas transparentes. Si lo que esta gente llama "paz" va a tener un precio político, que se diga. Si Navarra va a ser parte de ese precio, que se diga. Si alguien espera llegar al Gobierno de Navarra (o quedarse en él) en medio de una calculada ambigüedad para después pagar desde él el precio de la paz, lo mejor es decirlo. Lo único seguro es que la Transitoria, tanto por su vigencia como por su posible aplicación, no ha servido para defender la libertad de Navarra y sí puede servir para ponerla en riesgo; pero también es verdad que aunque no se derogue de momento no puede cambiar la historia de esta tierra ni la identidad colectiva de sus gentes. Aunque quieran inquietarnos.

Estaríamos mejor con un Gobierno de centroderecha, claramente respaldado desde La Moncloa (Mariano Rajoy se comprometió desde 2008 a derogar la Transitoria y UPN teóricamente lleva eso en su código genético). Pero para tenerlo, y para impedir que las distintas siglas abertzales, que todas quieren lo mismo, avancen juntas, habrá que merecérselo. Es el momento, y también de no repetir algunos errores del pasado más reciente, malos para Navarra y para España.

Pascual Tamburri (Ruta Norte, ESD)

http://www.elsemanaldigital.com/blog.asp?idarticulo=120149&cod_aut=

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